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Caminando al centenario (1964-1983)

“LA MÚSICA ES UN ECO DEL MUNDO INVISIBLE” (Giuseppe Mezzini)

Si fuera posible sintetizar en pocas palabras este tramo de vida del Orfeón Burgalés, podríamos afirmar que inicia un nuevo rumbo. Al recordar estos años de profundos cambios económicos, sociales, políticos, ideológicos y culturales, que han sobrevenido durante estas décadas en España y en Burgos, tenemos la impresión de tener delante de nosotros una acumulación de hechos, de momentos importantes, de cambios, que ya se vislumbraban al final de la etapa anterior.
A partir de este momento el Orfeón debe reforzar sus esencias y su destino. Vuelve a los conciertos “a capella” y sin cuadro de danzas, los concursos...
En enero de 1965, tras la renuncia del Maestro Quesada, es nombrado nuevo director Carmelo Vega Fernández por un brevísimo paréntesis, ya que en abril de ese mismo año presentaba su renuncia al cargo sin que esté documentado que hubiera tomado posesión. El 28 de mayo era presentado como nuevo director el joven Salvador Vega Carreras. El Orfeón comenzaba una nueva andadura. Vega es músico de renombre en la ciudad. Sus conciertos en el Salón de Recreo con obras de Tchaikovski le habían consagrado como verdadero concertista, amén de ser un gran violinista. Incluso antes de su toma de posesión fue aclamado al frente del Orfeón Burgalés en el palacio lisboeta de Deportes ante más de quince mil personas.
Con él se restituye al Orfeón su característica de masa coral, los cimientos de la nueva etapa de disciplina, el abandono de las danzas y la participación en concursos: Festival de Habaneras de Torrevieja, Teatro Lara de Madrid (1967-1971) o Ejea de los Caballeros (1974, en el Certamen de la Canción Aragonesa). En 1977, tras quince años de gran labor, Salvador Vega deja la dirección.
Cabe dejar constancia también de que en 1972 comienza su vida la Coral Infantil, conducida por Luis Mª Corbí, continuando tiempo después su labor Pedro Mª de la Iglesia y Carlos Martínez.

En 1980 se hace cargo de la dirección del Orfeón Miguel Ángel Palacios Garoz, con el que llega un nuevo estilo. En las fiestas de San Pedro y San Pablo, el restaurado Orfeón ofreció un concierto con obras de Falla, Antonio José, Quesada y del mismo Palacios; y una segunda parte con obras de Guridi, Mendelson y Bach. También se impulsó una especial participación en “La Navidad en la música”.
En 1982 se proyectan ambiciosas actuaciones en el programa “Antología de compositores burgaleses” como homenaje a la canción local; se pretendió la grabación de un álbum de dos discos, la catalogación del Archivo del Orfeón y se preparó un concierto en honor de José Mª Beovide, burgalés de adopción. Pero ante la inesperada dimisión de Palacios se ofreció la dirección a Carlos Martínez Pérez, hasta entonces subdirector de la coral. Así llega el Orfeón a las puertas de su centenario.

 

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